Negocio del dato

La información personal se ha convertido en el nuevo oro de la economía digital. Inmersos en la era del dato, su recopilación, análisis y comercialización ha alcanzado niveles sin precedentes, poniendo en jaque el sistema de privacidad de los entornos virtuales. 

La sofisticación del negocio de los datos ha permitido a compañías y administraciones no sólo registrar millones de detalles sobre las personas usuarias, sino también generar mensajes totalmente personalizados que alcanzan objetivos comerciales. 

Así, y casi sin darnos cuenta, cedemos gran cantidad de información que es rápidamente procesada y vendida a terceros, perdiendo el control sobre su uso y abriendo la puerta a un sinfín de aplicaciones no siempre transparentes ni beneficiosas.

Frente a esto, la denominada "tecnohumanidad", que defiende la coexistencia ética del ser humano y la tecnología, enfrenta un dilema fundamental en relación a la explotación de estos datos sin perjudicar los derechos e intimidad de las personas. La falta de transparencia sobre quién los maneja, con qué propósito y cuáles son los derechos de las personas sigue siendo una asignatura pendiente en esta era de la información desmesurada. 

Entre 100 y 200 euros es el valor en criptomonedas que ofrece la empresa Worldcoin en España, filial de OpenAI, por escanearse el iris en una de sus tiendas.

Fotos de menores brasileños introducidas sin permiso en la base de datos LAION-5B para alimentar la IA, según una investigación de Humans Rights Watch.

Millones de euros de multa que impuso la Agencia Española de Protección de Datos a Mercadona por utilizar cámaras con sistema de reconocimiento facial.

Millones de personas a las que Worldcoin ha registrado el iris en todo el mundo, según datos de su página web.

¿Precaución o vigilancia?

El uso masivo de datos ha desatado un debate candente sobre si, en determinadas ocasiones, estos se utilizan como un sistema de precaución ante posibles amenazas o realmente las personas están expuestas a una vigilancia encubierta.

A pesar de las promesas de mayor seguridad, seguimos ofreciendo datos que van desde cuestiones más superficiales hasta biométricos, que plantea preocupaciones significativas

Además, prácticas tan habituales como la digitalización de documentos oficiales se presentan como una ventaja que, a priori, facilita el día a día. No obstante, existe un temor creciente a que estas medidas sean una forma de control social.

En este escenario, la brecha digital se hace evidente. Mientras personas con conocimientos pueden aprovechar los beneficios de la digitalización, aquellas menos familiarizadas se encuentran desprotegidas. Tecnológicas y gobiernos aseguran que el mundo digital es cada vez más seguro, pero disfrutar de sus ventajas requiere una comprensión y habilidades que no toda la sociedad posee.

Spotlights

  • Los datos personales son un recurso altamente valioso en la economía digital. Las empresas crean perfiles detallados, facilitando la segmentación y personalización de mensajes comerciales y políticos, generando un mercado lucrativo.
  • La captación de datos biométricos facilita la identificación detallada y aumenta el riesgo de robo de identidad. Además, la digitalización de documentos puede convertirse en una herramienta de control si no se regula adecuadamente. 
  • Las personas tienden a compartir sus datos de manera automática, sin considerar los riesgos y sin saber cómo se utilizarán posteriormente. Esto genera una pérdida de control sobre la información personal. 
  • Hay un debate creciente sobre si la recopilación masiva de datos sirve para proteger a las personas de amenazas o si constituye una forma de vigilancia encubierta

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El uso extralimitado de datos enfrenta a personas y tecnológicas.